jueves, diciembre 27, 2007

Sólo existe una forma de averiguarlo...

Nunca antes había apreciado un cigarrillo tanto como ahora. Esa fatua sensación de consumir mis pensamientos en una brasa frágil, y ver mis penas diluidas en el humo grácil que se dispersa en el aire, ¡cómo quisiera que mis pesadillas se dispersaran de esa manera!

¡Maldición! Ni siquiera el sueño consuela mi cansancio. Precisamente el hastío de seguir viviendo sin hallar una razón suficiente para no desear morir. Me siento como un estúpido líder en pro de causas perdidas: siempre buscando una estrella que jamás lucirá en mi cielo. A diario convivo con la ansiedad de haber perdido algo que jamás fue mío. Sintiendo el frío penetrante que me eriza la piel y que congela una lágrima perenne, mas no evidente, en mi rostro contraído.

Y aquí estoy: inmerso en un bolero cáustico que corroe toda mi locura. Sumergido entre un recuerdo que ya no me pertenece y el tentador filo de la navaja que repiquetea sobre mis venas. Como si en verdad pudiera hacerme algo. Compartiendo la velada con los mensajes inocuos de mentes ajenas. Extasiado con lo que pudo ser y jamás verá su nacimiento. Preguntándome... ¿tendrá caso seguir con esta farsa?...¿hay algún sentido en la muerte?...¿cómo será eso de no sentir nada?

Sólo existe una forma de averiguarlo...

Una cascada de dudas me atormenta, recibo el golpe rítmico de su burla... ¿será este el precio por ser un descreído?... ¡ja!... Precisamente existo gracias a los descreídos...

Quizá sea la respuesta inmaculada de mi hambre profana la que resuelva el enigma que me acosa a cada momento... Francamente lo dudo; quizá las lágrimas derramadas sirvan de algo, pero de cualquier manera jamás me atreveré a arrastrar a alguien conmigo; nadie se enteró de la verdad, y así está muy bien. De hecho, a nadie le hace falta la compañía de un desquiciado, un idiota que creyó albergar sentimientos en su hueco interior... Algunas veces me sorprendo a mí mismo volcando egoísmo en un tótem, un hermoso ícono que se volvió en contra de su adorador; una ilusión ajena que ha logrado reflejar la fragilidad que me he negado a aceptar... Creo que por ahora no lo sé...

¿Será este el fondo?... Y cada vez me hundo más.

Voy silencioso, recorriendo los pasillos, en busca del arma que me redima. ¡Ajá!... Me olvidaba que no creo en la redención... Aún así, creo que ya la encontré... está aquí, a mi lado... observo de reojo su brillo, su destello hipnotizador me llama... pero no me atrevo, una infinidad de pensamientos me asaltan por sorpresa en este instante... la mirada se me empaña por las lágrimas... ¡ja! ¡Vaya tipo! ¡Ni cuando me adoptó la noche tuve esta duda! ¿Acaso todos los suicidas pasan por este trance? ¿O quizá me falta el valor para llevarlo a cabo?... Por otro lado... ¡demonios! ¡Pero qué bella parece que será la mañana! ¡Cuánto extraño la luz del sol! ¿Valdrá la pena morir por volverlo a ver?...

Sólo existe una forma de averiguarlo...

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