lunes, mayo 04, 2009

El Exilio (Capítulo 002)

Capítulo II

Extraño es el mundo y lo que en él acontece. Pero aún es más extraño todo aquello que no está en nuestro mismo plano existencial, lugares y dimensiones que rompen la barrera de lo inimaginable. Entre esos lugares podemos contar a aquél llamado por los mestizos como “El Refugio”.

Esiwd-Lo apuraba a sus jóvenes amigos en la preparación de pociones y alimentos para recibir a aquellos que habían ido a luchar en contra de DesGardes. Erip Mavyoj (a.k.a. Gary Ryder), su viejo amigo, le enseñaba a un pequeño grupo de chiquillos algunos movimientos básicos en viejas artes de combate. En el rostro de ambos ancianos se adivinaba una sombra de preocupación por aquellos que en ese momento se encontraban en el campo de batalla.

De pronto, sus dudas y sus peores temores fueron disipados, un gran resplandor apareció y de él salieron algunos no-muertos simpatizantes a su causa y mestizos, la mayoría seriamente heridos; Sandra, Celtus y Blake aparecieron al final, ayudando a los más graves.

- ¿Qué ha pasado?- Inquirió Esiwd-Lo, mientras recibía a uno de los heridos y le prodigaba un poco del brebaje que había estado preparando junto a sus ayudantes. Con un ademán le indicó a éstos que se ocuparan de atender al resto.

- Las huestes de DesGardes son muy poderosas, descubrimos que él no es el único no-muerto guerrero, la mayor parte de su guardia personal se conforma de vampiros milenarios y de algunos Warvs provenientes de Dutch Honmain.- Respondió Blake.

- Kurt cayó... Kenny y Pío también al tratar de liberarlo.- dijo Sandra, mientras se retiraba los pedazos de piel y la sangre seca de las uñas.

- Son excelentes combatientes cuerpo a cuerpo y a distancia. Algunos utilizan armas místicas, hieren y rebanan con facilidad a los nuestros. Además, el espacio cerrado parece favorecerlos más que a nosotros.- Comentó Celtus mientras se sacaba un pedazo de hueso que se había incrustado en su hombro. Lo estudió un momento y con un par de golpes en el suelo lo convirtió en un arma punzocortante y peligrosa.

- Sugiero un cambio de estrategia… Quizá debieran conformar grupos pequeños de asalto más especializados. Para equilibrar un poco todos los flancos.- Blake buscaba una mirada de aprobación entre los ancianos.

- Yo apoyo esa sugerencia. – Esiwd-Lo intercambió un gesto de apoyo con el otro mestizo viejo.

- De acuerdo.- Asintió Erip.- yo me encargaré de la distribución de la gente en las unidades necesarias para atacar. También los entrenaremos, esa gente de Dutch Honmain pelea con otras reglas militares y físicas. Esiwd-Lo y sus muchachos se harán cargo de los heridos y nos proporcionarán las armas de apoyo.

- Pues… ¡adelante! ¡Nuestros amigos peligran! – Gritó Punky, que, desde su llegada, había estado absorta admirando la manera en la cual se cerraban sus heridas.

- Calma pequeña… Recuerda que el tiempo en el Refugio no pasa de la misma manera que en el mundo de los hombres. Y podemos manipularlo a nuestra conveniencia.- Le dijo Erip, tratando de calmar a la joven mestiza.- Pero tienes razón, no podemos confiarnos, así que pongámonos a trabajar…

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“He visto al sol recorriendo durante el amanecer los campos sembrados de sangre y huesos, lo he visto abrazar y besar a los guerreros caídos, a las puntas de familia sacrificadas, al ave que jamás volverá a alimentar al alma con su canto y a los corazones destrozados, muertos e inertes.

He visto a la luna recibir el dolor de presenciar la muerte de sus hijos, de mirar la belleza de su holocausto, horrorizándose con los buitres que le regalan sonrisas burlonas y frías; mientras, allá, en lo alto del cielo, por cada alma guerrera brilla una nueva estrella y por cada esperanza perdida, crece un poco más la oscuridad…”

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