lunes, febrero 23, 2009

Un día de tantos

Me levanté por la mañana sintiendo una ligera punzada en mi cabeza, medité por un momento la situación y traté de ubicar en dónde me encontraba, los rayos solares se colaban a través de las persianas e invadían todo exagerando los colores de las cosas hasta el grado de hacerme tapar la cabeza con mi cobertor...

No sin esfuerzo, busqué entre el desastre que había sobre mi escritorio el control remoto de la televisión, y sin moverme de mi lugar, eché una oteada a todo el cuarto para distinguir entre las cosas borrosas la cara blanca del reloj, una vez habiendo comprobado la hora, seguí en mi intrépida búsqueda por el asqueroso control de la tele....

Una vez hallado el objeto de mi angustia, calculé la distancia y el esfuerzo que me costaría alcanzarlo, debía trazar un plan de inmediato para no fatigarme tan pronto a tan temprana hora en este avenir de mi vida...

Encendí el televisor, mi ventana a ese mundo idealizado y mentiroso que refleja aquellas cosas de las cuales no me creería capaz de realizar, disfrutando la enajenación que me propiciaba sin tener el menor recato... ese mundo glorioso donde experimento sensaciones trayectadas por mentes que ni siquiera me había puesto a pensar que existieran...

Poco a poco me fui abstrayendo hasta el abandono total de mí mismo, la comodidad de mi cama y del receptor que me maravillaba de forma inaudita me mantenían apartado de las hostiles hordas de transeúntes que contaminan los caminos que circundan mi casa...

Fue entonces que el éxtasis catódico se interrumpió de repente con la intervención fortuita de mi madre para hacerme aterrizar en este mundo al que pertenezco, pero que me mantiene tan fastidiado por su dura y cruel realidad.... Este mundo llano que no está colmado de chicas estereotípicas ni de hombres con poderes sobrehumanos, donde quizá lo más paranormal que me encuentro es la imagen que el espejo me escupe a diario.... Donde el más dulce deleite que encuentro es el momento anterior al espacio comercial y el obvio posterior, donde la música le da un sentido al llanto y a los sentimientos forzados de los personajes que a través de la pantalla miro.... Sé que no son reales, pero me satisfacen más.... al menos más que aquellos que en envoltura de carne me acompañan en este deambular por la vida aburrida de un ser humano común... Con gran pena y zozobra, me despido de ese mundo cálido y fantasioso como del amodorre inducido por mi nido onírico y me dispongo a sacudir los sueños, a humedecerlos y a enjabonarlos en una ducha, más metafórica que literal, una ducha que me ayudará a aterrizar mi mente en este terreno inverosímil y espontáneo... que a decir verdad mucho temor me infunde....

Busco debajo de las cobijas expulsadas, mis sandalias de plástico y me empolvo la barriga entre los recuerdos secos que debajo de mis sueños habitan, me golpeo con la base y prodigo la primera de muchas locuciones transgresoras que verá nacer la luz del día y su ocaso correspondiente... me aterra la idea de pescar alguna infección acechante entre las hendiduras del azulejo..

A tientas voy por el pasillo para llegar al baño... me siento extraviado, aún imaginando el último hálito de la pantalla de fósforo jugando bromas a mi visión enviciada... abro la llave del agua caliente y me siento en el retrete a esperar, en mi ensueño comienzo a imaginarme a aquella rubia acercándose a mí y jugando a la inocente seducción de la cual hiciera víctima al rico potentado que se casó con ella la semana pasada, sin darme cuenta siquiera, comienzo a tocarme lascivamente... Los golpes en la puerta me hacen reaccionar y este simulacro inocuo de autosatisfacción inducida se fastidia, rumio la segunda maldición del día y me preparo psicológicamente para enfrentarme al golpe violento de la carne tocando el agua... sin percatarme siquiera de la temperatura de ésta... AAAAAAhhhhhhh!!!!!!! ¡es terrible esta experiencia!!! me recuerda el ambiente húmedo que me rodeaba en el vientre de mi madre... algunas personas consideran esta reflexión una mamada, pero les juro que yo sí lo recuerdo... es más aún lo sigo extrañando..... Me quedo recargado en la pared, dando la espalda a la regadera y miro escurrir mis ansias mojadas hacia el caño del suelo... imaginando una cascada deliciosa como la del anuncio de la cerveza.... nuevamente la sesión de autocomplacencia se comienza a desarrollar y esta vez me dejo llevar, imaginando un mundo perfecto en donde puedo saciar mis apetitos sin temor a críticas o engaños.... pero ya de por sí la falacia radica en la misma masturbación higiénica de la cual soy un patético protagonista... creo que es este el mejor momento de mi día... hasta ahora..... nuevamente los golpes en la puerta me sacan de mi sopor y con enfado busco el jabón para aplicarme espuma y el shampoo de no se qué carajos que ha comprado mi hermana para lucir más natural y sedosa... Más natural y sedosa... ¡ja, ja, ja! en fin, termino mi ordalía higiénica y me dispongo a buscar a tientas entre el mar de vapor mi toalla, cerrando los ojos, haciendo gala del perfecto conocimiento de cada lugar y recoveco de ese baño familiar, rincón de destilería de mugre y deshechos, ese lugar vergonzoso en donde terminan nuestros sagrados alimentos y nuestros sudores se confunden con la espuma, que los arrebata de nosotros mismos... convirtiéndolo en una nata que se fuga en espiral por la coladera....

Salgo furtivamente entre el vapor y me dirijo a mi recámara, es una travesía intensa y vaga, el shock que le provoca a mi termostato ambientarse de nuevo al lugar me sacude durante algunos segundos... de nuevo anhelo el líquido amniótico que me mantuviera a salvo durante mi gestación y no evito un dejo de rencorcito hacia mi madre por expulsarme tan violentamente a este cubil y enciendo nuevamente la televisión, en esta ocasión me embeleso con los desvaríos de un poeta que narra sus desventuras por su recorrido a tierra santa.... Me parece ridículo escuchar cualquier plegaria insulsa que promulga este individuo y con un dejo de desprecio le cambio a un viejo recuerdo... es el grito de Mike que presume de sentir lástima por el mismo demonio... eso me divierte, tiro la toalla y busco entre mis cajones unos calzones limpios para ponerme.... Busco un trozo de tela que me reprima los deseos y las ansiedades... ¡je, je, je, je! Me considero un patético de lo peor…

Me he repasado mentalmente la agenda , con los números telefónicos de aquellas amiguitas a quienes me encanta llamar mientras me visto, algunas de ellas me excitan tanto sin saberlo que, incluso, el segundo mejor momento del día se acerca... en algunas ocasiones les dirijo la plática para hacerles saber que hablo con ellas desnudo... algunas otras... me imagino sus semblantes ante la punzante perspectiva de la navaja que les dibuja rayitas carmines sobre la piel, mientras beso tiernamente su portal... Es algo parecido al éxtasis que te produce tener sueños mojados con la hermanita de tu mejor amigo… siempre resulta que está lindísima y cuando vas a la casa de tu camarada parece hacer esfuerzos sobrehumanos para coquetearte y sortear a la vez la estrecha vigilancia de sus familiares, esa perrita linda que arde en deseos de que te la tires…. ¡¡¡Mmmhhhh!!! ¡Caray! Si alguno de mis hermanos de andanzas se enterara de que me la ando cachondeando con sus parientitas, ya me habría cocido a golpes la jeta. O peor aún: me las hubieran endilgado.

Resulta abrumador saberse dueño de una vida en la cual te la pasas dándole gusto a todo pinche mundo y a la vez ningún pendejo ser en el universo es capaz de llenar ni la más nimia e insignificante expectativa tuya. Insisto, es por ello que el mundo idiotizante y catódico de la televisión se me ofrece mucho más emocionante y motivador que esta puta vida real. En el mundo de las ondas hertzianas y las microondas podría ser mucho más interesante para la gente saber que soy el feliz usuario de calcetines con figuritas de golfistas o pinos y bolas de boliche que el ostentador de una licenciatura que sólo me ha servido para callarle el hocico a perdedores más repugnantes que yo mismo. Probablemente sea digno habitante de la misericordiosa existencia que permite una deidad entretenida en crear un caos paródico de lentitud y mediocridad como carga para aquellos que tienen un espíritu más despierto y un cuerpo exacerbadamente inanimado, blando e inútil. Quizá sea condena mía esta perpetua actividad trinomial: comer, dormir y cagar ... ¡je, je, je, je!

sábado, febrero 21, 2009

Domingo en la noche

¡Qué fastidio tener que verte mañana de la misma manera! Con la misma rutina, con el peso de los días, igual uno que otro. No te ví ayer, ni hoy. ¡Qué carajos!


Después de que el viernes nos cubrieron las sábanas de tu cama horas y horas, ahora pasan ciclos de 48 horas, llenas de abismos y separación. Empieza este proceso paulatino, lacerante, angustioso; empieza a recrearse la soledad que me acompaña, aunque odie su compañía; cuando esto sucede, tengo que salir, sali, salir y correr.


Es como una patología que me asalta cada célula, cada dentrita, me asalta el vacío con sus brazos enormes, largos, helados, y yo quiero fugarme, escaparme para no caer, y finalmente, desplomarme.


No caer como cayó mi hermana, que entre sus manos se le escurrió la vida, y a quien devolvieron a la realidad a base de litio y medalina. Yo prefiero aguantarme un poco y adherirme como un tentáculo más al monstruo citadino. Oigo mi voz interna que activa un mecanismo que apenas susurra: "Métete al metro a buscar contacto físico, véte a La Villa, o a un cine piojo, rósate, confúndete, escapa de tí misma, unifícate, embriágate con todo esto, sal de aquí, vuélvete a tí misma, fúgate del entorno, conforma tu unidad. Robot que duerme a todas horas, fantasma con plomo en las arterias."


La voz me dice todo esto y mi cuerpo mecanizado sin voluntad avanza, y recorre lentos pasos hacia la confusión, para después volver a casa con el corazón punzante y la cabeza hecha añicos; pasan las horas y nda ha cambiado.


Te extraño, irremediablemente haces falta en este espacio para dar sentido a esta bazofia... ¿cómo demonios girar la manivela?; puedo ver tu rostro acabado y pálido, tus labios que se mueven monótonos diciendo: "No tengo tiempo, no me alcanza el tiempo, estoy muy cansado. Tengo que aprovechar, no lo puedo hacer otro día, no lo puedo hacer entre semana." ¡Qué asco! Te escucho y me digo: ¡Estoy harta!... ¡Harta! Harta de bichos indecentes que te comen el cerebro, de aire contaminado, putrefacto y maloliente, malditos bichos que te roban las ganas de vivir, estoy harta de que ignores la magia y la vida se te escurre babosa como clara de huevo entre las manos, se te escurre asquerosamente, se te escurre el tiempo entre tus tres horas de transporte y tu tonto trabajo, después de eso, acabas tan cansado, que lo único que quieres es largarte a dormir.


Qué lástima que entre semana no puedas hacer tus cosas, qué lástima que entre semana ya no puedas sentir, qué lastima que el domingo no tengas tiempo para nada.



Yo tenía reservado un par de días que olían a sexo que entrelazaba las piernas, recorrer tu espalda, besaba tus pantorrillas y llegaba a tus hipersensibles pies. ¿sabes cuántos saben que con los pies se puede hacer el amor? ¿sabes cuántos? Ninguno de estos mas-hombres, nadie en esta ciudad tiene tiempo de averiguar que los pies son sensibles. ¿Sabes cuántos saben que puedes tener un orgasmo con los pies o con las orejas? Por supuesto que no lo sabes, pero... ¿Te gusta?


Tenía preparada una vela encendida, unas sábanas limpias, dulces y poemas, tenía besos en tu sexo y en tu nariz; ahora sólo tengo asco. Ahora sólo tengo cansancio de vivir aquí y conocerte, de mis tres horas diarias de transporte, de no poder hacer nada porque tenemos que trabajar, de llevar en los hombros la fatiga del día. Tengo un enorme coraje por no poder ir al mercado a comprarte claveles, y los martes estamos tan ocupados, que ya no sale el ritual.


El antiguo ritual que propició el No Circula, no podías manejar en tu coche azul; pero eso no importaba, porque entonces yo te iba a visitar, esas eran tardes de estrellas y duendes, llenas de sexo oral, que ahora han sido aplastadas por la negra ciudad. Ahora todo me sabe a mierda. Sólo me espera un lunes vacío, de aburrimiento y hedor, ni siquiera poseo tu recuerdo para refugiarme en él, el peso de tu cuerpo y el timbre de tu voz, tus grandes ojos negros, estoy agotada, ya no puedo respirar, mi sangre está envenenada, mis articulaciones oxidadas.


Traté de escapar al embrujo de la urbe, no he podido, ya no podré, contigo hubiera podido; pero ahora me encuentro sola, absolutamente sola, porque a tí te consumió. Te extraño totalmente.


Mejor me voy al baño a robarle a mi hermana una de sus pastillas, un litio, un emeril...



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Esta historia fue escrita por mi amigo Gerardo Arturo López (q.e.p.d.) por allá de mediados de los 90´s. Hace poco, cuando buscaba los viejos manuscritos de la Casta o los Libros de Hutush, me encontré este cuento mecanografiado por él (¿o por Lizardo Ramírez?). La he transcrito tal cual, salvo un par de correcciones estilísticas. De alguna manera, a pesar de tener casi 15 años de haber sido escrito, me he logrado identificar, no con la protagonista reclamona, sino con el tipo al cual, la cotidianidad lo ha absorbido tanto, que a veces se olvida de lo que es vivir en romance con alguien... Enhorabuena Sr. López. Enhorabuena mi amigo.

martes, febrero 10, 2009

Desempleado

Desde que llegué a esta unidad mi puesto se ha modificado tantas veces que ya ni recuerdo por cuál de mis habilidades me contrataron. De alguna manera, el ambiente laboral ha decaído con la decrepitud del capitán de la unidad, el cual se vuelto juicioso y muy parcial. Y para variar, los casos se han vuelto muy pesados, difíciles en demasía... y tal pareciera que la gente se desquicia cada vez más... Pero en las últimas ocasiones no hemos tenida tanta suerte como cuando llegué: el capitán se ha rodeado de salameros inútiles que sólo sirven para identificar los errores de los demás en lugar de las pistas que nos lleven con los perpetradores.

Ahora mismo, estoy checando un paquete muy sospechoso que nos acaba de llegar. Tal pareciera que se trata de algún explosivo de diseño. Quizá con un virus. Eso no sería raro. Algunos de nuestros casos inconclusos están ligados a familiares de algunos directivos y políticos a los que el capitán gusta de lustrarles el calzado con la lengua.

Tengo que abrir esta caja con cuidado. Mi asistente es cercano al capitán, y a pesar de su buen carácter, su mala disposición no le ha permitido poner la atención que yo desearía en su trabajo, así que, sin medir el riesgo, me mira de soslayo y se va.

Desde hace algunos meses, he tenido contratiempos pequeños con mi jefe, y eso se ha notado en su trato hacia mí. Y en mis asignaciones. Y en mi paga. El colmo fue cuando descubrí que el capitán obstaculiza deliberadamente nuestras investigaciones. Todo lo revuelve y lo maneja a su favor, y a pesar de que en otra unidades ya le han advertido de sus vicios, tal parece que nadie en toda la corporación puede moverlo de su lugar. El único idiota que se ha atrevido a confrontarlo, con la razón y loa cojones en la mano, he sido yo.

Así que mientras estoy checando este paquete, se ha acercado un agente de asuntos internos para solicitarme que le entregue mi placa y me anuncia mi baja inmediata. Mi jefe no tuvo las bolas de decírmelo él mismo.

- Deja todo tal como está- me indica el de asuntos internos.

- Pe-pero es un ...- trato de replicar.

- ¡A callar!- me indica hosco.- Que tu asistente siga con el trabajo.

Soy escoltado hasta mi casillero por mis cosas y de ahí a la salida. Salgo de ahí sonriendo y al encontrarme al capitán en el pasillo le doy las gracias animado. El hombre sorprendido apenas balbucea algo irreconocible.

Es cuando doy la vuelta a la esquina a cinco cuadras del precinto cuando escucho la gran explosión. Mi sonrisa crece aún más y me dirijo a casa.

Por la noche, en las noticias de las 11, me entero que los pocos sobrevivientes al siniestro se infectaron de una variante de Ébola Golfo Theta.

Mañana serán los honores a puerta cerrada de mi capitán y de su equipo más cercano.

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