martes, agosto 19, 2008

Historia Breve 0005

Y de repente, saltaron los granos de sal para convertirse en seres alados muy gráciles y con razgos insectoides. Criqui-criqui, parecían decir entre dientes. Una de las criaturas se acercó a Jonás para decirle al oído que cada uno de ellos estaba ahí para cumplir cualquiera de sus deseos. Jonás sonrió, con esa mueca chueca que sólo animaba la parte siniestra de su rostro. Tras un suspiro, lo pensó bien y miró a sus nuevos aliados. Desde ese día ya no hay olor a pay de manzana en las tardes de domingo, ni columpios de llanta en las ramas de los árboles. Ahora son los pecosos quienes hacen los trabajos que hacía la familia de Jonás.

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